Presidente Fundador de SOMECE
Pionero de la computación en México y presidente fundador de SOMECE, Marco Antonio Murray relata, desde su perspectiva, los inicios de los esfuerzos y proyectos que culminaron en la conformación de la Sociedad Mexicana de Computación en la Educación. Destaca las contribuciones de sus iniciadores, incluso en el ámbito internacional. Nos lleva, a partir de sus reflexiones y recuerdos, a un viaje retrospectivo hacia los orígenes del cómputo infantil y juvenil. Surgen de sus memorias destacados personajes y pioneros que han dejado huella como promotores e iniciadores en la introducción del cómputo en la educación.
Los primeros antecedentes de SOMECE fueron varios cursos de computación para niños y jóvenes que se ofrecieron en el Museo de la Comisión Federal de Electricidad en Chapultepec, organizados por el Dr. Jorge Bustamante, con el auspicio de la Academia de la Investigación Científica y la Dirección Nacional de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública, dirigida por la Dra. Ana María Magaloni. El Dr. Bustamante me invitó a participar como instructor y de inmediato me puse a aprender LOGO, que era un lenguaje de computación y filosofía de aprendizaje que estaba adquiriendo gran popularidad en esos días y que había sido desarrollado por la empresa Bolt, Beranek y Newman y un Grupo de Inteligencia Artificial de MIT, liderado por el profesor Seymour Papert, quien había colaborado en Suiza con el psicólogo del desarrollo cognitivo Jean Piaget.
Originalmente, LOGO corría en grandes máquinas (PDP 10) y la tortuga era un robot físico que rodaba sobre el suelo cubierto con papel. La tortuga podía levantar y bajar una pluma que llevaba en la panza con la cual podía escribir en el papel al desplazarse. Estaba programada para moverse hacia adelante (en la dirección a la que apuntaba su cabeza) o hacia atrás (en dirección opuesta) una cantidad de pasos de tortuga que se indicaba en la propia instrucción. Además, podía girar los grados que se le indicaran hacia la derecha o hacia la izquierda. Asimismo, tenía instrucciones para guardar números en variables e instrucciones aritméticas para hacer operaciones elementales como suma, resta, multiplicación y división, e instrucciones condicionales para tomar decisiones dependiendo de los valores guardados en variables. Tenía instrucciones para manejar letras y otros símbolos como comillas, signos de interrogación, corchetes y algunos más. Su principal estructura de datos es la lista en la que se encadenan números o nombres, las cuales se pueden procesar con varias instrucciones especiales. Tenía la facilidad de poder definir procedimientos a los cuales se les podían pasar parámetros, lo que le permitía el proceso de recurrencia.
Por los años que relato, los creadores de LOGO lo habían logrado compactar y meter en las computadoras contemporáneas que iban desde 16K bytes hasta 64K bytes en memoria principal y memoria de disco que no excedía 150K bytes. En vez del robot, la tortuga se había convertido en un dibujo sobre la pantalla, aún más versátil que el robot pues actuaba con más rapidez y era posible, entre otras cosas, aparecer y desaparecer la tortuga con instrucciones simples y cambiar de color a la tortuga y a la pluma que llevaba en la panza. Algunas de las máquinas en las que se podía conseguir LOGO eran la Atari, la Apple II, la Commodore 64 y posteriormente la IBM-PC en la cual corría LogoWriter, una versión más avanzada con posibilidades de manejar texto con facilidad. En el Museo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en Chapultepec se usaban Ataris.
Por aquella época, también organicé un curso para una niña hipoacúsica comenzando en la recámara de su casa con una máquina Sinclair, propiedad de la niña, y trabajando con BASIC. Muy pronto asistieron al curso más niños hipoacúsicos y algunas de las maestras de los Grupos Integrados Específicos para Hipoacúsicos (GIEH), dependientes de la Secretaría de Educación Pública, cuya subdirectora era la Maestra Julieta Alvarado. Nos bajamos al garage de la casa y, cuando el espacio ya no fue suficiente, pedimos ayuda a la Universidad Nacional Autónoma de México en la persona del Ing. Jorge Gil Mendieta, Director del Programa Universitario de Cómputo y verdadero iniciador del cómputo educativo en México, quien nos acogió facilitándonos instalaciones y varios equipos más poderosos.
Entre el Dr. Bustamante, el Ing. Gil y yo planeamos la organización de un Primer Simposio sobre Computación en la Educación Infantil y Juvenil con apoyo de la Academia de la Investigación Científica, el Programa Universitario de Cómputo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con la colaboración de la Academia Nacional de Ingeniería, presidida por el Dr. Oscar González Cuevas, quien también era Rector General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Se tuvo tanto éxito en este evento, que se llevó a cabo en el Palacio de Minería de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, que se decidió realizarlo anualmente. El segundo se realizó en el Museo Nacional de Antropología y el tercero en la ciudad de Puebla.
Había mucho interés en la educación con ayuda de la computación entre muchos académicos, entre los cuales estaba el Dr. Enrique Calderón y varios de sus colaboradores como Gustavo Deffís, de los Centros Galileo de su proyecto en la Fundación Arturo Rosenblueth, la Dra. Araceli Reyes, Doctora en matemáticas, el Ing. Guillermo Fernández de la Garza, Director de la Revista Educativa "Chispa", el físico Roberto Sayavedra, colaborador de la revista Chispa e investigador del Centro de Instrumentos, el Ing. Carmen Padilla Longoria, Directora de una Escuela Privada y de un Despacho de Consultoría, el Ing. Carlos Strassburger, quien posteriormente sería Director de Investigación de la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico (DGSCA), el Ing. José de la Herrán, investigador del Centro de Instrumentos, la Dra. Sandra Castañeda, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, el Dr. Manuel Álvarez Manilla, Director del Centro de Investigación en Sistemas Educativos de la UNAM, el Ing. José Antonio Padilla Segura, ex Director General del Instituto Politécnico Nacional y Presidente en el Senado de la Comisión de Informática, Ciencia y Tecnología, el Ing. César Pérez Córdova, ex ingeniero de IBM y pionero en Puebla de la Educación con apoyo computacional, el Dr. Adolfo Guzmán Arenas, posterior Premio Nacional de Ciencias, la Maestra Guadalupe González Godínez, consultora de IBM y de varias escuelas particulares, el Ing. Manuel Álvarez, pionero de la computación en la UNAM y posteriormente Director de DGSCA y ahora en el INEGI, el Ing. Jorge Gil Mendieta, Director Fundador del Programa Universitario de Cómputo de la UNAM y muchos más, tantos que llenarían el artículo.
Entre todos los mencionados y otros no mencionados, muchos de los cuales participamos en la organización de los primeros tres simposios, decidimos formar una asociación civil cuya abreviatura es SOMECE: Sociedad Mexicana de Computación en la Educación, de la cual me honro en haber sido el Presidente Fundador. Los primeros tres simposios fueron organizados bajo los auspicios de la Academia de la Investigación Científica con apoyo de la UNAM. Del cuarto simposio en adelante, ya participó SOMECE como responsable. El Cuarto Simposio fue organizado en el Centro Médico Nacional del IMSS conjuntamente por SOMECE y la Fundación Arturo Rosenblueth. Los Grupos Integrados Específicos para Hipoacúsicos (GIEH) siempre estuvieron presentes desde la Fundación de SOMECE y en todos los simposios apoyados por la DGSCA de la UNAM, entre los que recordamos a Patricia Martínez Falcón y Gabriela González Alarcón.
Por conducto del Dr. Óscar González Cuevas, miembro fundador de SOMECE y Rector General de la UAM, varios de los miembros de SOMECE fuimos invitados a un Simposio Continental sobre Educación con Ayuda de la Computadora en Cuernavaca, organizado por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos con la participación de varios expertos internacionales latinoamericanos y estadounidenses. Como resultado de la reunión, la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos publicó un libro (en el cual hubo dos capítulos escritos por miembros fundadores de SOMECE, uno de la Maestra Alicia Goycoolea de los GIEH y el otro por mí).
Desde los primeros simposios sobre computación en la educación se invitó a personalidades mundiales en el tema para conferencias magistrales. Por medio de estas invitaciones se establecieron fuertes nexos con diversas organizaciones profesionales en el tema, entre ellas la International Society for Technology in Education (ISTE), la cual organiza un simposio anual en los Estados Unidos al que asisten del orden de 5,000 participantes, principalmente maestros de primaria y secundaria. Varios miembros de SOMECE comenzamos a asistir a sus eventos, los cuales aprovechamos para enterarnos de las novedades en el campo y para conocer e invitar a nuestros eventos a expertos internacionales. En un Simposio Internacional del ISTE en Philadelphia, al que asistió una delegación de los GIEH, miembros de dicha delegación hicieron contacto con instituciones de reputación mundial en la enseñanza de hipoacúsicos como Gallaudet. Las relaciones con ISTE se intensificaron al grado que por lo menos dos ex presidentes de SOMECE hemos ocupado puestos de Director Internacional en su Consejo Directivo. Estos y otros contactos del Centro de Procesamiento Arturo Rosenblueth de la SEP nos llevaron a establecer contacto con la UNESCO, habiendo sido invitados a presidir una sesión en un congreso internacional de la UNESCO sobre la Computadora en la Educación en París y a participar en una reunión internacional en Israel, a invitación de Benjamín Feinstein, quien había estado invitado a hablar en uno de nuestros simposios.
También fuimos invitados a participar en un proyecto internacional de UNESCO en el que participaron 20 países con el propósito de determinar el efecto de la ayuda de la computadora en el desarrollo de mecanismos de cognición superior en la educación de niños de 10 años. México participó con 4 grupos, uno de ellos de los GIEH. Esto nos llevó a un par de reuniones en Bulgaria, que era el país líder del proyecto, así como reuniones en Canadá y Estados Unidos. Posteriormente, una delegación de SOMECE participó en un simposio sobre computación en la educación a bordo de un barco en la Unión Soviética. Los contactos internacionales nos animaron a fundar la Asociación Latinoamericana de Informática en la Educación (ALIE) en un evento realizado en México bajo los auspicios de la SEP, a través del Centro de Procesamiento "Arturo Rosenblueth", cuya directora María Eugenia Reyes, pionera de investigación en educación en México, fue clave para llevar a buen término la iniciativa. El Presidente Fundador de la ALIE fue un ex presidente de SOMECE, el Lic. Alfonso Ramírez Ortega, quien junto con Elvia Monasterio han sido pilares tanto de SOMECE como del entrenamiento en computación de profesores de la SEP. Varios de los directivos de SOMECE han ocupado la vicepresidencia y secretaría de la ALIE, una de ellas la actual Vicepresidenta de SOMECE, Verónica Estrada. Otro que ocupó la Presidencia de la ALIE es René Herrera, que recientemente ocupó la Presidencia del Consejo Consultivo de SOMECE y actualmente trabaja en el Instituto Politécnico Nacional. Por conducto de la ALIE, las delegaciones de SOMECE han asistido a eventos en Argentina, Cuba y Centroamérica.
Un grupo que merece mención especial es el encabezado por la Dra. Yolanda Campos, quien más que ninguna otra persona ha acercado a SOMECE al gremio magisterial, aprovechando su gran prestigio como autora, maestra y capacitadora de docentes, así como Directora del Centro de Actualización del Magisterio (CAM) de la SEP. Ella, con sus colaboradores, como Mary Paz Romero y Francisco Juárez, y muchos otros, demasiados para nombrar aquí, han organizado muchos eventos sobre cómputo educativo en el CAM y las Escuelas Normales Públicas. La Dra. Campos ha ocupado varios puestos en el Consejo Directivo de SOMECE, incluyendo el de Presidenta, acompañada por Alberto Alonso y Coria, ahora en el Instituto Federal Electoral (IFE), como Secretario, y Gabriel Carbajal, otrora en COEEBA, como Tesorero. A la Dra. Campos le han seguido presidentes muy trabajadores, distinguidos y eficaces como Alfonso Ramírez Ortega, Enrique Ruiz Velasco, Germán Escorcia (de origen colombiano con una muy amplia experiencia internacional), Elvia Monasterio y Marina Vicario, los cuales han lanzado a SOMECE a grandes actividades que la han llevado a lo que es ahora, una organización vibrante y prestigiada.
Debido a problemas de salud, durante alguno de los últimos años no estuve en contacto con SOMECE todo lo que hubiera deseado, por lo que es evidente que los tiempos más recientes los he mencionado muy superficialmente. Espero que otras personas llenen este hueco y le hagan justicia a muchos individuos, incluyendo algunos que participaron en los años que cubrí, que han hecho una labor importante en el desarrollo de nuestra Sociedad. El éxito de SOMECE sin duda se ha debido a que atiende una verdadera necesidad nacional y aquellos que se han abocado a la misma forman parte de las bases encargadas de satisfacer esa necesidad. Han sido muy hábiles en convencer a sus directivos de apoyar sus acciones y con reducidísimos recursos han logrado maravillas. La cobertura de SOMECE ha sido muy amplia, desde educación preescolar hasta posgrado, incluyendo la enseñanza de la computación para el trabajo, para lo cual Angelina Arellano Bermúdez ha organizado numerosos eventos en México y participando en eventos internacionales en Cuba y Centroamérica. Hemos contado con especialistas en robótica educativa, promovida por el Dr. Enrique Ruiz Velasco, ex presidente de SOMECE. Hemos colaborado en una maestría sobre educación apoyada por computadora ofrecida por la Universidad Pedagógica Nacional, dirigida por el Maestro Rogelio Orozco Becerra, participado con asesorías a la SEP, colaborado con el ILCE donde han laborado varios miembros de SOMECE como Esmeralda Viñals y Teresa Vázquez, esta última quien tanto apoyo les brindó a los hipoacúsicos cuando era Jefa de Departamento en la DGSCA de la UNAM. Nuestra colaboración con la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional ha sido muy intensa. Algunos de sus directivos de cómputo académico han sido presidentes de SOMECE. Debido a que paseamos nuestros simposios por toda la República Mexicana, utilizando en muchas ocasiones una institución educativa como sede, hemos establecido contactos de colaboración con muchas instituciones de provincia. Nuestro evento anual con niños de las Bibliotecas Públicas de toda la República, apoyado desde un principio y sostenido hasta la fecha por Juan Manuel Sánchez Morales, de la ahora Academia Mexicana de Ciencias, es ya una tradición establecida que nos mantiene visibles en todo el territorio nacional. Hemos ofrecido muchos talleres en los simposios y tenemos muy buenas relaciones con escuelas tanto públicas como particulares. La asistencia a nuestros simposios se mide ya en millares y asisten pedagogos, psicólogos, profesores, directores, especialistas en educación especial, estudiantes universitarios, estudiantes normalistas, ingenieros, distribuidores de equipo y software educativo y aficionados a los temas de los simposios. En estos eventos hemos ofrecido conferencias de calidad mundial. Han desfilado en nuestros simposios expertos de la talla de Seymour Papert, Dave Moursund, Betty Collis, Patrick Suppes, Paul Resta, Pierre Lévy, Eduardo de Antueno, Jorge Rey Valzacchi, Alfred Bork, Alberto Cañas y muchos otros. Con toda honradez, creo que SOMECE ha hecho una diferencia en México en el tema al que se aboca, la computación en la educación.
Reflexiones
Termino mi intervención con algunas reflexiones sobre el papel de la computadora en la educación. Creo que muchas personas esperan demasiado de la computadora en la educación. Muchos funcionarios proceden como si bastara con comprar los equipos para que una escuela empiece a gozar de las bondades de la computadora en la enseñanza. Este es uno de los más crasos errores que se han cometido, no solamente en nuestro país, sino en muchos otros, incluyendo países tecnológicamente avanzados. El introducir la computadora en el proceso de la enseñanza produce un cambio tan radical como el introducir libros de texto. Para que los libros sean útiles, es necesario que los estudiantes tengan una preparación en lectura mucho mayor que la que tenían los estudiantes antes de la introducción de los libros, (ya que es posible enseñar muchas cosas a analfabetas). En el caso de la computadora, la situación es aún peor, pues era muy frecuente que los maestros tuvieran suficiente habilidad para la lectura y escritura cuando se introdujeron los libros, pero con la introducción de la computadora, la mayoría de los maestros no tienen suficiente preparación en el manejo de la computadora para utilizarla con comodidad en la enseñanza. Esto requiere programas de entrenamiento muy intensos tanto en las escuelas normales como a los docentes en ejercicio. Esto puede costar mucho más que el equipo y software. La manera de enseñar también cambió. Tras la introducción de los libros, se debería haber acabado el dictado de notas o, peor aún, que el maestro escribiera las notas con figuras, tablas y todo en el pizarrón para que todos las copiaran. Se volvió menos importante la capacidad del maestro como orador. Mucho se podía lograr con la lectura de los libros. Con la computadora, los cambios en el estilo de enseñar deben ser mayores. Ya no es necesario llenar cuadernos de trabajo de ejercicios iguales para todos y, por lo tanto, sujetos a que los alumnos se copien las tareas. Las computadoras pueden generar ejercicios aleatoriamente diferentes para cada alumno y la propia computadora puede calificar las respuestas en casos sencillos de respuestas no ambiguas como las aritméticas. Al maestro le queda el trabajo de evaluar todo aquello que requiere inteligencia, criterio y experiencia, como son los ensayos, la crítica y la verdadera formación de los alumnos.
Se ha demostrado con experimentación científicamente aplicada que la computadora es excelente para enseñar habilidades. Todos los ejercicios aritméticos de sumas, divisiones, etc., se deberían hacer con computadoras manejadas por uno o dos alumnos, con relativamente poca participación de los maestros. El plantear problemas, tomar decisiones, juzgar situaciones, requiere discusiones grupales y de una participación intensa del maestro. El mundo hoy en día está dominado por la información. El hombre siempre ha manejado información, pero sólo hasta el siglo XX se dio cuenta de su importancia y se crearon ciencias como la Informática, la Teoría de la Comunicación, la Teoría de Autómatas, la Cibernética, la Inteligencia Artificial y las Ciencias Cognitivas que estudian la información y conceptos aledaños de una manera profunda y rigurosa. La información se convirtió en una de las principales mercancías. Tiene diferencias importantes con los bienes y servicios de antaño. Es altamente inmaterial, por ejemplo, ¿dónde se alberga el Himno Nacional Mexicano? En un pedazo de papel, en un disco o en el cerebro de una persona. Las leyes se han tenido que modificar para regular el manejo de la información. La Ley de Derechos de Autor, la Ley de Patentes, la del Derecho a la Información Pública y el Derecho a la Privacidad. Habiendo cambiado tanto el mundo, la educación debe cambiar también. Hoy en día es fácil conseguir información en la Internet o en grandes bases de datos y enciclopedias digitales. Por lo tanto, la habilidad para buscar información eficientemente se ha convertido en una habilidad vital para la vida moderna y a todos los ciudadanos se les debe proporcionar esa habilidad, so pena de condenarlos a ser analfabetos informáticos y, por lo tanto, ciudadanos de segunda clase.
Sin embargo, ¿quién nos asegura que esa información, que es fácil de obtener, está actualizada, es verídica o no sesgada? Tenemos que recurrir a nuestra preparación general personal y a criterios tales como el prestigio y honestidad de las personas que organizaron dicha información para tenerle confianza. Las personas verdaderamente preparadas y honestas tienden a presentar ambos lados de las cuestiones controversiales, para que sea el lector el que, utilizando su criterio y preferencias, escoja la opción que considere más adecuada. Esto significa que, además de enseñarles a los nuevos alumnos técnicas de búsqueda de información, le deberemos enseñar criterios para juzgar la información que obtengan de las diferentes fuentes. Hay que darles al alumno un modelo del mundo suficientemente general para que lo vaya llenando con información que considere confiable, consistente y afín con sus valores. Como el asunto de los valores también es sujeto a discusión, se le debe enseñar al alumno a ver todos los lados de una cuestión y ahondar en ella por medio de discusiones grupales en las que se aplican diferentes juegos de valores, y enseñarles a oír diferentes argumentos en pro y en contra (la dialéctica y retórica de los griegos).
Yo soy de la opinión de que los valores se enseñan en casa, pero me invade la fuerte y razonable duda de que, si estos valores no se discuten con honestidad intelectual en la escuela u otros foros, lo más probable es que nuestro país siga como va, lo cual no es muy confortante. Esta, la parte fundamental de la enseñanza, no puede quedar a cargo de la computadora, sino que requiere la preparación, atención, dedicación y honestidad de los maestros y otros líderes de opinión. Esta es una de las principales razones por las cuales yo, por lo menos, no obstante los grandes avances en el área de la computación en la educación, no espero tanto de las computadoras en la educación como algunos especialistas del tema.
Miradas de líderes y pioneros (Publicación de aniversario)
SOMECE 2009 [Digitalizada en 2017]
970-792-016-5
Compilación:
Claudia Marina Vicario Solórzano